jueves, 21 de mayo de 2020

Enfermedad del ojo seco: recuerdo histórico


El “ojo seco” no empezó a considerarse como una enfermedad hasta hace apenas unos 30 años. Desde entonces, su definición ha ido evolucionando, ampliándose e incorporando nuevos criterios que ponen de relieve su origen multifactorial.

La primera definición de ojo seco, publicada en 1995 y basada en el consenso de un grupo de trabajo de NEI/Industry  sobre ensayos clínicos en ojo seco, fue la siguiente: “Es un trastorno de la película lagrimal debido al déficit lagrimal o a una evaporación lagrimal excesiva, que causa daño e la superficie ocular interpalpebral y se asocia a síntomas de malestar”.

Esta definición inicial identificó la importancia de la “calidad” de la película lagrimal, así como de la “cantidad” de la lágrima como causa de ojo seco.  Este informe de 1995, sirvió para crear un modelo de investigación clínica y básica, que impulsaría su estudio. En ese momento se habló de “trastorno” y no de enfermedad.

En 2006, un grupo de consenso de Delphi, propuso un nuevo nombre: “síndrome lagrimal disfuncional”, en base a la alteración de la cantidad y calidad de la película lagrimal. Y es en 2007 cuando se publica la definición del TFOS DEWS (Informe del Subcomité de Definición y Clasificación del Taller Internacional de Ojo Seco), tras un proceso de 3 años, sustentado en un consenso internacional.

Solo una década después de la definición inicial se habían hecho importantes progresos en el conocimiento del ojo seco. La proliferación de trabajos y el enfoque, cada vez mayor, en los aspectos de diagnóstico y tratamiento, llevó a esta nueva definición: “El ojo seco es una enfermedad multifactorial de las lágrimas y la superficie ocular, que causa síntomas de malestar, trastornos visuales e inestabilidad de la película lagrimal, con daño potencial en la superficie ocular”.

Es la primera vez que se reconoce que el ojo seco tiene entidad de “enfermedad”, que no solo produce malestar sino también síntomas visuales y que se acompaña de un aumento de la osmolaridad de la lágrima e inflamación de la superficie ocular.

Una de las causas más frecuentes de consulta oftalmológica


A lo largo de estos años, la enfermedad de ojo seco (EOS) ha ido aumentando su prevalencia, afectando a millones de personas en todo el mundo y convirtiéndose en una de las causas más frecuentes de consulta oftalmológica. Se trata de un proceso crónico que lleva a un círculo vicioso de inestabilidad de la lágrima, hiperosmolaridad  e inflamación y daño de la superficie ocular, con afectación de la calidad de vida de los pacientes.

Esto llevó a la Sociedad para la Película Lagrimal y la Superficie Ocular (Tear Film & Ocular Surface Society, TFOS), una organización sin ánimo de lucro, a poner en marcha el 2º Taller sobre el Ojo Seco (TFOS DEWS II) en marzo de 2015. El objetivo era lograr un consenso sobre los diferentes aspectos de la EOS. Para ello, se contó con 150 expertos en investigación clínica y ciencia básica, procedentes de todo el mundo, en un proceso de comunicación, diálogo y transparencia para aumentar los conocimientos de esta enfermedad. Fueron necesarios 2 años para completar el proceso.

El informe TFOS DEWS II se publicó en el número de Julio de 2017 de “The Ocular Surface”. Se puede encontrar el documento, así como vídeos para su descarga en la web de TFOS (www.TearFilm.org). El material reúne los informes de 10 subcomités incluyendo: Definición y clasificación; Epidemiología; Sexo, género y hormonas; Fisiopatología; Película lagrimal; Ojo seco iatrogénico; Dolor y sensación; Metodología de diagnóstico; Gestión y tratamiento; y Diseño del ensayo clínico.

Como resultado, la nueva y vigente definición de la EOS concluye lo siguiente: “Es una enfermedad multifactorial de la superficie ocular, que se caracteriza por una pérdida de la homeostasis de la película lagrimal y que va acompañada de síntomas oculares, en la que la inestabilidad e hiperosmolaridad de la lágrima, la inflamación y daño en la superficie ocular y las anomalías neurosensoriales desempeñan papeles etiológicos”.


Dra. Begoña Ortiz de Zárate
Unidad de Superficie Ocular
Miranza IOA