Tener una buena visión y unas habilidades visuales son esenciales para el proceso de aprendizaje de los niños. De hecho, una de las primeras visitas que realizan los padres cuando los educadores detectan un fallo en el proceso de aprendizaje de la lectoescritura es al profesional de la visión.
El ojo humano “aprende a ver” a través del cerebro, desarrollando la agudeza visual que vamos a tener en la edad adulta, hasta los 9-10 años. De ahí la importancia de ésta primera etapa de la vida, ya que va a condicionar su futuro tanto personal como profesional. Varios son los motivos por los que el desarrollo visual puede ser alterado.
La primera revisión siempre debe hacerla el médico oftalmólogo para descartar o confirmar una de estas tres causas principales que pueden interrumpir el correcto desarrollo de la visión:
- Desenfoque o graduación: Defectos refractivos bien bilaterales, sin son elevados o que afecten sólo a un ojo y pasen desapercibidos. Va a ser necesario ponerle la corrección en gafas dependiendo de la edad del niño para evitar se ambliopice y el ojo se haga vago.
- Falta de transparencia de los medios ópticos: cataratas congénitas, malformaciones congénitas que afecten a la pupila o a la retina (colobomas), cicatrices, etc.
- Falta de alineamiento de los ejes visuales: estrabismos o paresias congénitas musculares, que pueden tener diferentes formas de tratamiento como gafas, oclusiones con parche, cirugía y/o entrenamiento con terapia visual.
Otro error es confundir dioptrías con agudeza visual. Las dioptrías se pueden corregir con diferentes medios, gafas, lentes de contacto o cirugía, haciendo que el ojo vea bien. En cambio, sí existe ambliopía y no ve más que las primeras letras, quiere decir que a pesar de llevar toda la corrección no va a pasar de esa visión, debido a la falta de desarrollo sensorial de la visión. Por tanto, los niños con defectos refractivos elevados que han sido tratados a tiempo y con su corrección llegan a ver el 100%, o sea, la última fila de letras.
Por otro lado, hay más factores visuales que pueden afectar al correcto funcionamiento visual, más allá de la graduación o la necesidad de llevar gafas, y que pueden ocurrir de forma completamente independiente a que el ojo vea el 100%, no tenga graduación, o tenga un sistema visual completamente sano, transparente y sin presencia de estrabismo. Hay problemas de visión relacionados con la acomodación (cambios enfoque de objetos cercanos a lejanos y viceversa) y la binocularidad (coordinación de los movimientos oculares), que pueden estar detrás de algunas dificultades de aprendizaje en niños. De hecho, signos y síntomas como enrojecimiento ocular, lagrimeo, somnolencia, dolor de cabeza, visión doble o borrosa, parpadeo excesivo y fotofobia durante el proceso de lectura, pueden servir de “alarma” para advertir de una disfunción visual, que debe ser valorada y tratada por el optometrista. La terapia visual va a ayudar a devolver el funcionamiento normal a través de una serie de ejercicios programados.
El aprendizaje de la lectura es un proceso neurológico complejo que consiste en extraer el significado de símbolos escritos, y aunque hay muchas áreas involucradas en el proceso de decodificación de la información visual, también va a depender de una habilidad motora compleja que requiere motilidad ocular precisa y buen control acomodativo y vergencial. En este sentido, a pesar de que las disfunciones visuales no crean trastornos de específicos de aprendizaje en la lectura, estas disfunciones si pueden provocar sintomatología que dificulte el rendimiento en actividades de lectoescritura e interferir en el proceso de aprendizaje. De hecho, varios estudios han demostrado la relación entre las dificultades de lectura y las disfunciones binoculares o acomodativas en niños de edad escolar y problemas relacionados con actividades de visión próxima, como la lectura. [Palomo-Alvarez C, Puell MC.
Accommodative function in school children with reading difficulties. Graefes Arch Clin Exp Ophthalmol. 2008;246:1769–74] Por lo tanto, podemos decir, que aunque los problemas visuales no sean la causa, existe una mayor prevalencia de alteraciones visuales entre los niños con trastornos del aprendizaje. [Hussaindeen JR, Shah P, Ramani K, Ramanujan L. Efficacy of vision therapy in children with learning disability and associated binocular vision anomalies. J Optom. 2018. 11(1):20-48]
Las últimas estadísticas del Ministerio de Educación (curso 2016-2017) muestran que un 4,3% de los alumnos en edad escolar, es decir, 346.103 niños en España, tienen necesidades específicas de apoyo educativo como consecuencia de algún trastorno específico del aprendizaje entre los que estarían la dislexia, disortografía, discalculia y otros como el trastorno del espectro autista, déficit de atención con y sin hiperactividad. [Estadística de las Enseñanzas no universitarias. Curso 2016-2017. S.G. de Estadística y Estudios del Ministerio de Educación y Formación Profesional]
Por este motivo, consideramos interesante un trabajo multidisciplinar entre todas las profesiones que trabajan con escolares durante la etapa de aprendizaje, y que ante una dificultad específica, hay que descartar que exista un problema visual.
Esther López Artero
Optometrista y Responsable de la Unidad de Terapia Visual en Miranza IOA Madrid